PROGRESOS

En las últimas décadas, tanto a los marxistas por convicción ideológica, como a los izquierdistas con estudios en buenos colegios y universidades, se les llama benevolentemente “los progres” y, si además provienen de familias acaudaladas o por lo menos acomodadas y sin problemas económicos, los llaman “caviares”, aunque con una connotación poco amigable.
El “progre” es el diminutivo o término reducido de “progresista” y, según Rodrigo Borja, en su “Diccionario de la Política”, es un término “vago e impreciso, que se utiliza para designar el pensamiento o la actitud favorable al progreso …” y contrario al término también impreciso de “conservadurismo”. Agrega que “… el concepto de progresismo ha estado referido en los últimos tiempos a los de izquierdismo y vanguardismo, aunque sin las connotaciones radicales que estos términos tienen”.
Para los profesores Norberto Bobbio y Nicola Matteucci, en su “Diccionario de Política”, también el conservadurismo es opuesto al progresismo, término este último al que igualmente calificaron de “extremadamente ambiguo y complejo”. 
Ya en nuestros días el “conservadurismo” está teñido de arcaico, de fuera de época, inclusive hay quienes lo califican de retrógrado y caduco. Cierto es que no se trata de conservar modelos  obsoletos en que hay clases dominantes y clases oprimidas, pero  si de expresar un nuevo conservadurismo, no de enfrentamiento basado en situación económica, sino de rescatar valores morales y conservarlos en el tiempo, como pueden ser la igualdad de oportunidad, el derecho a la prosperidad y elevación de niveles de vida de las poblaciones en conjunto con el desarrollo de los países y, todo ello además de lo que es la sana conducta y el manejo .gubernamental éticamente prolijo.
Pero no quiero ahondar ni en temas vinculados a la filosofía ni a diferenciar corrientes políticas, pero si a alertar, que llamar “progres” a quienes en el fondo no creen en nuestro sistema democrático, o por lo menos se han aupado a un cúmulo de ideas que atentan contra el desarrollo nacional, es hacerles el juego, pues parecería ser que se les liga  al progreso, cuando es lo contrario.
Ponerles a los “progre” un manto de forjadores de justicia social, líderes del derecho a la prosperidad, los llamados distribuidores de riqueza, aunque se opongan a ella, insisto, es hacerles el juego.
A los rojos, que quieren debilitar, si es que no destruir, nuestro sistema económico que en los últimos años ha generado elevación de niveles de vida, mayor desarrollo del país, decrecimiento de la pobreza e incremento de la clase media, nuevamente insisto, no debemos hacerles el juego llamándolos “progre”. Es un disfraz que esconde la triste realidad, no quieren en el fondo lo que tanto ha costado hacer entender.
Me explico una vez más, para obtener el desarrollo y mejores niveles de vida, hay una cadena, en que el siguiente eslabón es la existencia de trabajo digno, al cual solo se llega si es que hay inversión privada.  A esta última se arriba por varios oros eslabones, como son tranquilidad interna, estabilidad normativa y predictibilidad tributaria. 

Antero Flores-Araoz
Antero Flores-Araoz
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