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Diversas personas que quieren implantar el marxismo, al igual que organizaciones supuestamente defensoras de Derechos Humanos, aunque con olvido que las fuerzas del orden también deben tenerlos, vienen predicando que el derecho a manifestarse, pronunciarse o protestar es absoluto y por ello tendría que concluirse que pueden hacer lo que les da la gana.
Pues no señor. La protesta, en sus diversas modalidades, no es un derecho absoluto e ilimitado, pues toda protesta debe cumplir con lo menos dos requisitos, ser pacífica y sin armas y, en nuestra patria, cuando se declara estado de emergencia, por lo general se suspende el derecho de reunión.
Pero hay más, no solo la legislación interna sino también los principios jurídicos y los tratados internacionales, determinan que “El derecho de uno termina cuando empieza el de los demás”, ya que todos tenemos derechos y no solo algunos grupos sociales.
El inciso 2 del artículo 32 de la “Convención Americana sobre Derechos Humano”, dispone explícitamente que “Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática”. Más claro ni el agua, sin embargo, hay seudo defensores de los Derechos Humanos que solo pretenden proteger a quienes protestan, pero al olvidar voluntaria y conscientemente que las fuerzas del orden, sean policía o militares, también deben gozar de tales derechos, las dejan al desamparo e indirectamente incitan a terceros a provocaciones y a actos de violencia.
Estamos viendo a cada rato que se toman e interrumpen carreteras por quienes protestan, pero su derecho a protestar no puede impedir el derecho de los demás a transitar por las vías públicas. No se puede concebir que personas supuestamente de bien, no dejen pasar vehículos con enfermos o heridos, incluso niños que se dirigen a establecimiento de salud y que al no llegar para su atención, fallecen inmisericordemente.
¿Cuál es el motivo por el cual se tengan que perder alimentos y muchos productos perecibles, simplemente porque no pueden llegar a su destino por la interrupción de las carreteras?
¿Por qué localidades que viven del turismo, cierran sus vías de ingreso y de salida e incluso clausuran aeropuertos, perjudicando a todos los lugareños?
Podríamos seguir y seguir con ejemplos, pero lo más grave es que se omita considerar a las fuerzas del orden como protegidas por los Derechos Humanos, y que se les agreda, se les veje, se arroje proyectiles a las comisarías y cuarteles y tengan que seguir estáticos, pues si reaccionan les caen encima todas las supuestas organizaciones de Derechos Humanos, denuncias fiscales, procesos judiciales y hasta ser denigrados en cierta prensa que con información sesgada le hace el juego a la delincuencia y podríamos decir que hasta a los rezagos terroristas.
Por lo señalado hay que inculcar a la ciudadanía que sus derechos tienen límites y que policías y militares, teniendo Derechos Humanos, no se les puede tener como carne de cañón. ¡No señor!