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Un limpiador de parabrisas, de los que merodean en avenidas y calles de las principales ciudades del país, quitó la vida a un conductor de un vehículo que se negó a aceptar sus servicios y a remunerarlo con una propina como es usual. El que se cachueleaba reaccionó ante la negativa del chofer y le quitó la vida.
Penosísima situación que deja viuda y huérfanos, de lo que dieron cuenta los medios de comunicación, así como de las reacciones de la población y de las autoridades.
La principal reacción fue de indignación, más que de enojo y, la verdad, con toda razón, lo que se agravó en el hecho de que el agresor era venezolano y hay la sensación, de que quienes huyeron del yugo Chavezmadurista y que en más de un millón están en el Perú, generan mayor desocupación y compiten por los pocos nuevos empleos que se crean, sea ello por la pandemia como por el temor repetirse en el futuro cercano otra ola castillista, que como conocemos es rooojaaaaaaa.
El pedido ciudadano fue para que se impida la labor de los limpiaparabrisas en las vías públicas y, las autoridades municipales -cual resorte- prometieron hacerlo.
Sin embargo, no son los limpiadores de parabrisas los únicos que tratan de ganarse el sustento en las calles, circulando entre los vehículos cuando estos han tenido que parar. También hay vendedores de golosinas, de agua, de gaseosas, de gorros y de cuantas chucherías uno podría imaginarse. Pero hay más, también tenemos a los que se disfrazan del hombre araña y de cuanto personaje mítico existe, los cantantes, los malabaristas y así podríamos seguir y seguir, sin olvidar a quienes claman por unas monedas para poder subsistir.
En realidad, las normas sobre tránsito vehicular y prohibitivo del peatonal ya existe, incluso los peatones solo pueden cruzar las calles por las esquinas que cuentan con lugares especiales para ello, ergo, las nuevas normas municipales que se andan ofreciendo serían reiterativas y si van con sanción de multa al peatón infractor, simplemente no las pagarán, pues sino tienen lo necesario para llevar algo de alimento a sus hogares, menos lo tendrán para pagar penalidades.
Sería bueno recordar el sabio refrán de que “una golondrina no hace el verano” y que el hecho de que un limpiaparabrisas haya pasado a la situación de homicida no hace a los demás delincuentes. Quienes vienen ofreciendo algún servicio o su mercadería en las esquinas y entre los carros, muy posiblemente no estarían allí sancochándose de calor o enfermándose de frío, si tuvieran alguna alternativa laboral que los ayude a solventar su existencia y las de sus familias.
Es pertinente ponderar todo ello pues el hambre no es buen consejero. Dirán que hay quienes fingen ser mendigos por ser tal actividad más lucrativa que la laboral, pero no son todos. Ojalá llegue el momento en que exista tanta oportunidad laboral que no sea necesario limpiar parabrisas en las calles por una propina.